lunes, 16 de mayo de 2016

Informe COTEC 2016: Quo vadis, Hispania?



¡Hola!

Regreso a Cellularium con un espíritu más dinámico. Voy a utilizar este foro como diario de viaje durante mi estancia sabática en Harvard, con el ánimo de compartir toda la Ciencia y la experiencia vital que espero adquirir. Acompañadme durante los próximos meses por este viaje divulgativo virtual. TENGO que contarlo. Mi conciencia así lo dicta… Es lo mínimo que puedo hacer, ya que al fin y al cabo sois los contribuyentes quienes subvencionáis con vuestros impuestos mis actividades profesionales. Precisamente quiero empezar esta nueva etapa escribiendo sobre política I+D.

Sí, lo siento… En efecto, yo también estoy harto y decepcionado, pero mi asistencia al acto de presentación del Informe COTEC la semana pasada, sólo dos días antes del quinto aniversario del 15-M, ese reconocido punto de inflexión en la política española (decían) me impulsa a anteponer la política científica a la Ciencia en sí. La cuestión clama al cielo. Intentaré no obstante tratar el tema lo más objetiva y rigurosamente posible.

El informe COTEC, una memoria analítica de la actividad I+D+i y parámetros afines en España es un documento interesantísimo que permite conocer la evolución de la financiación en eso que llamamos “Innovación Científica y Tecnológica”. A la presentación del informe que, en consonancia con los tiempos que corren en este campo luce un hermoso diseño negro (así con la debida ironía lo introdujo Jorge Barrero, director de la Fundación) asistieron diversas personalidades de la vida política, así como S.S.M.M. el Rey Padre y el Rey hijo. La más salada y espontánea fue una conciliadora Manuela Carmena, en su papel de anfitriona, que vino a decir que para innovar basta con tener imaginación y que eso aplica a la política como a cualquier otra ciencia. Sencillo pero efectivo. Ahí queda eso. Cristina Garmendia, exministra de aquellos tiempos en que existía un Ministerio de Ciencia e Innovación y a la sazón Presidenta de COTEC, en un papel más responsable presentó los datos del informe y vino a dejar al respetable y encorbatado público el take-home message de “que no nos vendan una recuperación económica sin inversión en I+D, porque no es sostenible a medio y largo plazo”. No puedo estar más de acuerdo, porque los datos del informe son estos:

§         El gasto en I+D en España en 2014 disminuyó un 1,5% respecto a 2013. Se mantiene una tendencia que comenzó en 2008, cuando tras varios años de subida cayó en un 6% mientras países como Reino Unido, Italia, Alemania o Francia aumentaban entre el 12 y el 30% el mismo concepto. Sufrimos mucho cuando perdemos la Eurovisión y la Eurocopa, pero ¿no somos conscientes de esto?

§         El número de investigadores en el sector público y la enseñanza superior ha caído un 17,2 y un 11,5% respectivamente desde 2010. En 2014, teníamos una media de 7,9 investigadores por cada 1000 empleados (Francia: 9,9; Reino Unido: 8,9).

§         En 2014 había un 32% menos de empresas que realizan I+D que en 2008. Curiosamente, el gasto en I+D empresarial lo soportan las PYMES en un 46,3%, mientras en Alemania son las grandes empresas las que corren a cargo del 89% de la inversión en este capítulo… Probablemente las mismas que aquí producen más barato.

§         Los Presupuestos Generales del Estado y de las CCAA en I+D+i llevan sin incrementarse desde 2011, cuando dejaron de bajar estrepitosamente. Se han quedado estancados en los niveles que teníamos en 2006.

§         En cuanto a resultados científicos, aportamos el 3,3% de la producción científica mundial, la mitad más o menos que Alemania. No está mal para lo que invertimos, desde luego, pero el número anual de patentes ha bajado un 60% desde 2008.

§         En definitiva, el “Índice COTEC”, un parámetro consensuado por un panel de expertos como indicador global de la salud de nuestra inversión en I+D+i (buena si es positivo, mala si es negativo) recupera los niveles de… 2002. En negativo, claro. Bravo.

La presentación terminó con un cabal discurso de Felipe VI, bien argumentado, pero que en sus últimos párrafos se convertía en algo así como “populismo regio”. Conociendo bien nuestra psicología, pretendía alentar a los habitantes de su Reino a investigar e innovar estableciendo un paralelismo entre la investigación y el deporte. El argumento era que si hemos conseguido ser una potencia mundial en el mundo del Deporte, ¿por qué no aplicamos el mismo tesón en convertirnos en una potencia científica y tecnológica? El engaño de este argumento es que, según expuso el monarca, solo algunos privilegiados poseen las cualidades físicas o intelectuales, respectivamente, para llevarnos al podio olímpico o al Nobel de Química, pero que apoyándoles entre todos conseguiremos llegar como país a poner la bandera entre los mejores. Muy bonito como discurso, pero un tanto falaz. En realidad, cualquier fulano normal puede ser un deportista de élite o un científico excelente si entrena o estudia, respectivamente. Lo que necesita es voluntad, la imaginación a la que apelaba Carmena y, en efecto, el apoyo del sistema. Si los españoles invirtiéramos en investigación científica y tecnológica lo que invertimos en fútbol, tanto en capital como en devoción popular, seríamos una primera potencia. También podía haber puesto el ejemplo de la gastronomía, pero no lo hizo. Mientras no sea así, solo voluntades férreas o, en efecto, “mentes maravillosas” serán campeonas de deportes “menores” como el lanzamiento de jabalina o, por ejemplo, científicos de reconocido prestigio internacional. Sin el apoyo de la sociedad, no vamos a ninguna parte. Lo digo desde la mediocridad, que ya es bastante meritoria en estas circunstancias... ¡Y a mucha honra! Sin dopaje, la excelencia se vende muy cara en estos tiempos.
Os invito a hacer un experimento curioso cuando salgan los programas electorales de los principales partidos en pugna. Vamos a establecer el “indice de voluntad política” (IVP) en estos ámbitos. A ver si alguien tiene al menos el impulso de sacarnos de esta miseria innovadora. He intentado acceder a los programas del pasado 20-D, ya que los nuevos no van a ser muy distintos, pero los han quitado de la web. Muy cosmético. En fin, la idea es ver cuántas veces se mencionan las palabras “Investigación”, “I+D”, “Innovación”, “Educación” y “Universidad” en los programas electorales. El IVP para cada concepto se calcula dividiendo el número de veces aparece cada término por el número total de páginas del programa. Habrá que aplicar un factor de corrección en función del número medio de palabras por página de programa. El método de análisis es papel y boli y la herramienta “buscar” de tu navegador o tu Adobe Reader. El IVP tiene sus sesgos, lo sé… Porque lo importante no es cuántas veces lo dicen, sino lo que dicen… Pero olvidemos las ideologías y obtengamos un parámetro objetivo sobre si estos temas están en su agenda.  Cuando salgan los programas lo hacemos. Va.

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